Capítulo 5

3. Enfoques educativos en las Jornadas de la Familia

Los Días de la Familia son el primer paso para introducir los SFF en su programa de entrenamiento habitual. Se trata de un acontecimiento que reúne a las familias para practicar algún deporte y disfrutar de su tiempo juntos, familiarizarse con el concepto de SFF, apreciar sus beneficios y despertar su interés por seguir participando en el proceso. Tanto si los Días de la Familia son sólo una cita anual de tu club/organización deportiva, como si se celebran regularmente cada semana o cada mes, no cabe duda de que tienen un alto valor educativo y requieren un tratamiento especial. He aquí algunos consejos prácticos para que merezca la pena:

(a) Cómo enseñar a cooperar
Como ya se ha dicho, una de las tareas más difíciles a la hora de poner en práctica las actividades del SFF es ayudar a los tutores/as a despojarse de su papel y a sentirse y comportarse como miembros del equipo en pie de igualdad. La cooperación con un niño parte del planteamiento instintivo de que no puede -o incluso NO DEBE- ser igualitaria, aunque éste no es el caso de las ECA. Los tutores/as deben dejar atrás su ego, aceptar la autoridad del líder deportivo, reconocer a los niños/as como miembros iguales del equipo y trabajar por una cooperación eficaz hacia el objetivo común del equipo.

ESCENARIO: algunos tutores/as parecen reacios a abandonar su papel autoritario y presentan un carácter bastante mandón hacia los niños/as. Les ordenan constantemente que hagan esto o aquello, intentan tomar la iniciativa y prefieren hacerlo todo ellos solos en lugar de compartir las tareas con los niños/as.
PLAN B: ¡lo primero que hay que hacer es emparejarlos! Asegúrate de crear grupos mixtos en el equipo, en los que tanto adultos como niños/as formen parte del mismo grupo. Asigna papeles específicos a cada uno de los miembros y dales tareas que requieran cooperación, o de lo contrario será imposible cumplirlas. Por ejemplo, en atletismo, venda los ojos al adulto, átele la mano al niño y pídale que le guíe hacia la meta. En un deporte colectivo -pongamos como ejemplo el baloncesto- venda los ojos al adulto y pida al niño que le guíe para anotar.

 

(b) Cómo enseñar el apoyo mutuo
La única manera de que los miembros del equipo conecten realmente y experimenten los beneficios reales de los SFF es potenciar el apoyo mutuo y la confianza entre ellos. Es importante hacerles sentir que pueden confiar en sus compañeros y que todos están unidos, poniendo lo mejor de sí mismos en pro de un objetivo común: el éxito del equipo.
ESCENARIO: algunos de los miembros de tu equipo parecen ser menos hábiles que otros y esto les hace sentirse inseguros y decepcionados. Esto afecta a la dinámica del equipo y pone en peligro el núcleo mismo de su actividad de SFF: ejercicio, educación, unión y entretenimiento.
PLAN B: pida a su equipo que prepare una celebración tanto para las ocasiones en que gane como para las que pierda. Deje que la diseñen a su gusto para que refleje su espíritu y personalidad. Este es el primer paso para aumentar su motivación y espíritu de equipo en todo momento. Ahora céntrate en desarrollar algunos mecanismos de apoyo interno. Después de cada sesión de entrenamiento, pídeles que nombren una cosa que les gustaría recibir formación adicional para mejorar y asigna esta tarea a un par de compañeros de equipo (un adulto y un niño): éste será el comienzo de tu próxima sesión. Asegúrate de que no siempre entrenen o sean entrenados los mismos individuos.

(c) Cómo enseñar el enfoque de ganar/perder
Las personas tienen diferentes maneras de afrontar una victoria o una derrota: es el carácter y la personalidad, es el ego o la baja autoestima, es el tiempo y el esfuerzo que cada uno invierte en la actividad. Sin embargo, debe haber cierto equilibrio, ya que en las FFS no se trata del resultado, sino del viaje.
ESCENARIO: tu equipo FFS ha competido con un equipo FFS de otro club deportivo y, por desgracia, han perdido. Después del partido, los tutores/as parecen bastante enfadados por ese resultado, mientras que los niños/as empiezan a llorar y a desesperarse por ello.
PLAN B: reúne a tu equipo para hacer un análisis posterior al partido. Aunque esta vez el análisis no se centrará en los errores de juego ni en el planteamiento estratégico, ya que el objetivo del SFF no es el rendimiento deportivo, sino aprender, estrechar lazos y divertirse. Dale tiempo a tu equipo para que se calme e incluso utiliza algunas técnicas relajantes: pídeles que se masajeen los hombros unos a otros o que hagan algunos ejercicios de estiramiento. Empieza elogiando su esfuerzo y actitud en el partido; el nivel de su cooperación y apoyo mutuo; el respeto que han mostrado a sus adversarios y a los árbitros; destaca los ánimos y la satisfacción de los espectadores; diles lo orgulloso que estás de su actuación. A continuación, intenta que participen en la conversación: pídeles que mencionen su momento favorito del partido, las lecciones que han aprendido, lo que más les ha gustado o una buena sensación que lleven consigo de esta experiencia. Para terminar la conversación, ¡pídeles que hagan su celebración habitual sea cual sea el resultado! 

Después de repasar los capítulos de esta Guía, uno se pregunta: ¿eso es todo? ¿Hemos agotado en detalle todos los aspectos del Deporte en Familia? La respuesta es una y fácil de pensar: ¡CLARO QUE NO! El SFA es un concepto espectacular con muchos capítulos aún por descubrir. Cuanto más se involucre alguien en él, ¡mejor lo descubrirá! No obstante, ¡esperamos que esta Guía sirva de herramienta útil para que los clubes y organizaciones deportivas activas en el ámbito del deporte se familiaricen con este concepto y den sus primeros pasos!