Capítulo 3

B. Gestión de conflictos

A veces, por mucho que uno intente prevenir situaciones incómodas y actuar de forma proactiva, no se pueden evitar los conflictos. En las ECA, esto puede ocurrir en diversas situaciones e implicar a uno o más grupos destinatarios. Puede surgir dentro del mismo grupo destinatario (tutor a tutor, niño a niño), o entre diferentes grupos destinatarios (tutor a niño, tutor a jefe de equipo, niño a jefe de equipo). En estas ocasiones, algunas habilidades de gestión de conflictos son más que imprescindibles. “La gestión de conflictos es el proceso de gestión de disputas y desacuerdos entre dos o varias partes. Su objetivo es minimizar los factores negativos que influyen en el conflicto y animar a todos los participantes a llegar a un acuerdo. El éxito de la gestión de conflictos se traduce en un resultado mutuamente beneficioso y acordado por cada una de las partes.”[1] En palabras sencillas, es el proceso de gestionar un desacuerdo intentando minimizar sus aspectos negativos y aumentar los positivos, dando lugar a una situación beneficiosa para todos.

Antes de abordar cualquier caso de este tipo, es importante intentar responder a tres preguntas cruciales:

[1] https://minutemediation.com/

  • ¿Cuál es la mentalidad y las características individuales de las personas implicadas en este conflicto? Es obvio que cada persona tiene su propia personalidad y requiere un tratamiento diferente. Por supuesto, no podemos entrar en el proceso de análisis psicológico profundo de cada individuo, aunque una visión general de quiénes son es más que suficiente. En primer lugar, hay que tener en cuenta la edad de la persona: ¿estamos hablando de adultos o también hay niños/as? ¿Y de qué edad? ¿Cuál es la relación entre las dos partes y hasta qué punto se conocen? ¿Es la primera vez que las dos partes se ven implicadas en una situación de este tipo o se trata de un fenómeno que se repite? Todas estas respuestas -y cualquier otra que considere importante y aplicable a su caso- le ayudarán a desarrollar un enfoque que será eficaz y que, con suerte, dará los resultados deseados.
  • ¿Hasta qué punto es delicado el tema conflictivo? Por supuesto, no todas las cuestiones pueden tratarse de la misma manera y ustedes, como entrenadores/as o monitores, tienen la responsabilidad de evaluar la situación y abordarla de la forma más adecuada y eficaz. Algunos conflictos pueden ser totalmente superficiales y surgir por la tensión del juego, la competitividad, pequeños malentendidos o simplemente por mal humor. Otros, sin embargo, pueden tener raíces más profundas y estar relacionados con motivos delicados que requieren un tratamiento mucho más delicado. Especialmente las que afectan al estado mental, la personalidad, cuestiones de salud, la moral o los valores personales, u otros asuntos personales delicados. En este caso hay que asegurarse de que ambas partes estén protegidas y se traten con discreción y respeto. Por ejemplo, en el primer caso, el conflicto podría resolverse de antemano y servir de lección a otros miembros del equipo o sentar las bases de nuevas normas dentro del equipo. En el segundo caso, sin embargo, es posible que el asunto deba tratarse en privado o con la ayuda de algún experto.
  • ¿Cuáles son las consecuencias de este conflicto? Es importante estar bien preparado y comprender exactamente lo que podría ponerse en juego no sólo debido al conflicto en sí, sino también después de su resolución. Explore los riesgos potenciales, tenga una visión de conjunto de todas las consecuencias positivas y negativas, evalúelas por adelantado e intente asegurarse de que la forma que elegirá para gestionar la situación tendrá los mejores resultados posibles. Debes tener siempre presente que un conflicto nunca afecta únicamente a las partes directamente implicadas: puede afectar al resto del equipo, desequilibrar la dinámica de equipo o incluso hacer tambalear la confianza y la coherencia de tu grupo. Más vale estar preparado y tener un plan B, que verse sorprendido por circunstancias inesperadas y desagradables.